lunes, 20 de marzo de 2017

OTRAS MANERAS DE VER EL MUNDO


Hay tantas perspectivas del mundo como seres humanos. Hay tantas perspectivas del mapa como personas y territorios. Y esto cambia la manera de ver el mundo, de percibir sus problemas, y también de perfilar sus soluciones. Aquellos primeros mapas que trazaron el mundo americano y perfilaron los archipiélagos y las costas continentales de Asia debieron causar un enorme impacto en las elites que los contemplaron. Eran tan diferentes de los que habían conocido que su manera de ver el mundo comenzó a cambiar, impactando sobre la cultura y la economía.

Pero ¿qué tal si nos imaginamos el mundo al revés? No se trata de una visión carnavalesca de la sociedad. Se trata de ver el mapa del revés y desde una perspectiva más nórdica. La cosa cambia entonces bastante. Para empezar se percibe aún más claramente que ese pseudo-continente que llamamos Europa es una protuberancia de Asia y, además, bastante insignificante.

Mapa mundi. Realizado sobre pergamino.Biblioteca Nacional de París.
En un tiempo como el nuestro, en que China y Asia en general parecen tomar el testigo de la punta del progreso, nuestra perspectiva incluso geográfica tendrá que ir cambiando. Los mapas chinos ya colocaban desde hace siglos a este imperio en el núcleo mismo del mundo, y lo mantienen hoy en sus mapas murales. Quizás en Manises es más claro esto que en otro sitio; no hay más que visitar el polígono industrial que tenemos a un paso de nuestro Instituto.

Hace unos años, K. Pomeranz publicó un libro ideal para nuestra ápoca: The great divergence. Además de popularizar este nuevo concepto, gran divergencia, trataba de profundizar en las razones de por qué Occidente finalmente se adelantó al resto del mundo, en particular al mundo asiático. Pomeranz se preguntaba cómo era posible que, teniendo India, China y otros territorios orientales un nivel de desarrollo económico y tecnológico parejo a Europa occidental, fuera esta última la que a partir de 1800 se convirtió en la punta de lanza del progreso económico y técnico mundial. La intelectualidad occidental se ha sentido seducida por la China desde tiempos antiguos, al menos desde el siglo XIII; los ilustrados le dieron vueltas al tema, pero siempre les iba bien para invocar los beneficios de la civilización occidental. En el fondo, era un ejercicio de pensamiento del tipo orientalista, tal como l retrató Edward Said.

Mapa mundi de Fra Mauro. 1450

Pero, finalmente, quizás la representación cartográfica tendrá que cambiar. Si China se convierte finalmente en gran potencia, quien sabe si también en el terreno político-militar, la visión del mundo variará fuertemente. Tal vez el nuevo pulso se juegue en ese reducto del comunismo estaliniano a la coreana de Kim.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MEMORIA HEBREA EN EL ARTE CRISTIANO EL TEMA DE DAVID COMO NEXO DE UNIÓN ENTRE EL JUDAÍSMO Y EL CRISTIANISMO. Rey David de la cate...