Mapa de Europa a mediados del XVII. Extraído de la red 19/III/2107;
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En las últimas
décadas, el siglo XVII es una de las centurias que de una forma más profunda ha
transformado su rostro. A mediados del siglo XX, estudiar la denominada crisis
del siglo XVII era realizar una de las tareas historiográficas más importantes.
El siglo XVII se identificaba como un período de extraordinarias dificultades
económicas y agudos conflictos sociales. El historiador británico Hobsbawm lo
identificó como la clave de la transición entre el feudalismo y el capitalismo.
Marxistas o no marxistas, lo cierto es que los historiadores han acabado por
convertir el XVII en el siglo de la crisis por antonomasia: la llamada crisis
general. Sin embargo, tal y como afirma Benigno, el tema acaba perdiendo fuelle
hacia los años setenta, a tal punto que en la década de los años ochenta
aparecieron otras visiones en las que las matizaciones eran tan relevantes que
hoy prácticamente el concepto de crisis es algo que sólo puede aplicarse a las
décadas centrales del siglo.
Diego
Velázquez: Retrato ecuestre del conde-duque de Olivares. Museo del Prado,
No quiero seguir por
camino del debate de los historiadores, porque esto requeriría introducir un nivel
de análisis que no es pertinente a mis objetivos. Pero sí subrayar el cambio
tan drástico de la percepción de este siglo, que, en definitiva, tiene su
repercusión sobre la materia tal y como se trata en las clases de secundaria. Es
un error seguir considerando el siglo desde la perspectiva de la crisis, pero
resulta evidente que esto complica las cosas, y resulta necesario abordar la
centuria desde otras atalayas. En cualquier caso, siempre resulta muy saludable
prescindir de las etiquetas.
Por mi parte, inicio
el estudio de este tema final de historia en segundo de Secundaria con una actividad
puramente de iniciación. Se trata de observar con atención el cuadro de
Velázquez e ir describiendo. Desde el fondo, la actitud del personaje y el
caballo, así como el cetro y la vestimenta permiten a los alumnos extraer unas
conclusiones.
Una actividad de
este tipo permite impulsar muchas ideas. Quizás una de las más interesantes es
la de fijar la atención durante unos minutos en una imagen. Puede parecer un
asunto intrascendente, pero no lo es: acostumbrados a la presencia global de la
imagen, uno acaba por no prestar atención. Con esta tarea podemos fijar la
vista y echar mano de los conocimientos que ya tienen los estudiantes, sobre
todo porque esta tarea la hemos repetido en otros temas. Los resultados son
óptimos.
En una segunda fase,
una vez fijado personaje, poder e imagen, investigamos en Internet acerca del
personaje y de su política. Topamos en este instante con un problema. En otro
tiempo podíamos recurrir al llamado Gran Memorial. Pero sabemos ahora que se
trata de un texto que ni es de Olivares ni cuadra con los principios
ideológicos y políticos del valido de Felipe IV, gracias a las investigaciones
de Manuel Rivero. De esta forma, hemos prescindido de este texto que nos
permitía introducir la política del valido y adentrarse en sus repercusiones. Y
hemos sustituido este texto por otro de J.H. Elliott sobre el denominado programa del valido.
Además, mediante una
pequeña guía, el estudiante procede en tres fases:
-
Búsqueda de la información. Particularmente
interesante es la página artehistoria.com, aunque en ocasiones los textos son
demasiado amplios. Natural resulta el recurso de los estudiantes a Wikipedia.
-
Elaboración de una ficha sucinta
sobre el personaje, su acción política y la influencia sobre los reinos de
estas medidas.
-
La exposición, imprescindible siempre
que deseemos no sólo enfatizar la capacidad de expresión el estudiante sino sus
mecanismos de organización a la hora de dirigirse a los demás.
-
Finalmente, trabajar con esquemas del
tipo del profesor Daniel Gómez es una suerte y hace las cosas más fáciles a los
estudiantes. Estos esquemas son extraordinarios:
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA.
-
Benigno, F. (2000): Espejos de la revolución. Conflicto e
identidad política en la Europa moderna. Barcelona, Crítica, pp. 47-70.
-
Elliott, J. (1991): El Conde-Duque de Olivares. El político en
una época de decadencia. Barcelona, Crítica, pp. 191-212.
-
Rivero Rodríguez, Manuel, “El ‘gran memorial’ de 1624. Dudas,
problemas textuales y contextuales de un documento atribuido al conde duque de
Olivares”, Libros de la Corte, 4 (2012), pp. 48-71 (http://www.librosdelacorte.es/)